jueves, 19 de julio de 2018

Investigación del profesor Federico Morales Díaz de los bailes de Durango

He sido profesor de Educación Artística desde hace 26 años (Ricardo Rios Contreras en nivel primaria), en los cuales he tenido grupos de danza desde el primer año, era algo que me llamaba poderosamente la atención y lo hice porque sabía de los beneficios que la danza, su disciplina y la constancia que implica le aporta a los niños, jóvenes o adultos. 
Lamentablemente he sido testigo del ataque que los propios miembros de la comunidad artística Duranguense hace, con quienes comparten la misma pasión por el arte, en éste caso muy concreto la Danza Folklórica Mexicana, algunos de ellos totalmente infundados, en lugar de tener la mente abierta como lo hacen en otros Estados de la República Mexicana, donde aceptan que las regiones y localidades del Estado son tan variadas, que es obvio que existen diferencias, que se pueden presentar en el estilo o vestuario, y que esas diferencias son las que hacen más enriquecedora la experiencia de conocer lo que le aporta cada localidad al folklore.
Debido a ello, les presento la investigación en la que sustento mi trabajo, es un fragmento de la aportación que el profesor Federico Morales Díaz hace para la Asociación Nacional de Maestros de Danza Popular Mexicana A.C. (ANMDPM) Delegación Durango, en el marco del LXI Congreso Nacional de Danza celebrado en Durango del 17 al 22 de diciembre de 2013, el documento viene contenido en el libro “Durango y su Folklore”, se titula: “Recopilación Polka y Chotis de Villa José María Pino Suárez, Durango” páginas de la 43 a la 48.

INVESTIGACIÓN

Durante mi trayectoria como profesor de danza folclórica mexicana, tuve la fortuna de trabajar en el año de 1975 en la Escuela Secundaria Técnica No 41 del poblado Villa José María Pino Suárez perteneciente al municipio de la capital de Durango, y está ubicado a 25 kilómetros por la carretera al mezquital; a esta escuela recién fundada, acudían alumnos de las diferentes rancherías circundantes al poblado Villa José Mana Pino Suárez como son: El Manzanal, Valle Florido, Tomas Urbina, Plan de Ayala Refugio Salcido, Felipe Ángeles, Práxedis Guerrero, Gabino Santillán, Puerta de Cantera, Pilar de Zaragoza, Lerdo de Tejada y la Hacienda el Capulín.
 Mi tarea principal como profesor de educación artística era la de preparar al grupo de danza representativo de la escuela secundaria el cual, debería de participar en los eventos más importantes de la comunidad así como en los concursos y en algunos eventos fuera de la institución; Para preparar al grupo se requerían de prácticas de ensayo y como la escuela no contaba con espacios adecuados para realizar dichas prácticas, se solicitó con algunos propietarios de la misma comunidad, un local para poder hacer las prácticas y me fueron facilitados dos, uno prestado por el Sr. Antonio Garvalena y el otro por el Sr. Alfredo Ontiveros, en los que se realizaban los bailes y fiestas del pueblo los cuales contaban con aparatos de sonido y discografía acorde al gusto de los lugareños. Como profesor, les enseñaba a mis alumnos los bailes más comunes y representativos de otros estados, pero al terminar las practicas los alumnos me insistían que les permitiera bailar una media hora más con música de la que a ellos les gustaba, yo les permitía hacerlo y el dueño del local les ponía música de los Montañeses del Álamo y los Coyotes del Río Bravo entre otros, dentro de la música que bailaban figuraban los géneros musicales de la Polka y el Chotis, las melodías más gustadas eran el chotis Mis Cositas, El Revolcadero, Vamos a la Aduana, Su Majestad y las polkas: La Palmita, La Cacerola, La Mermelada y Uno Dos Tres Polka; de inmediato me percaté de la peculiar forma que los jóvenes tenían para la ejecución de estos ritmos a través del baile, sin embargo, como mis alumnos pertenecían a rancherías aledañas a observar que algunos de ellos que asistían de las rancherías del Pilar de Zaragoza y Lerdo de Tejada bailaban los chotices de manera algo distinta que ellos le llamaban de dos pisadas, aventaban a la pareja y formaban figuras como ventanas, giros y cambios, sin perder el ritmo, en algunas evoluciones se tomaban ambos del antebrazo y marcaban el ritmo bailándolo de una manera muy peculiar, a lo que les pregunte tanto a los alumnos de J. Ma. Pino Suárez y a los del Pilar de Zaragoza y Lerdo de Tejada por qué lo bailaban de esa manera, la respuesta fue que lo hacían porque sus abuelos y padres así lo habían hecho y se los habían enseñado.
Fue cuando me di a la tarea de consultar con las personas de más edad de la comunidad de J. Ma. Pino Suárez sobre el estilo de esos bailes regionales, ellos me fueron dando información más precisa relacionada con el origen, estilo y forma de interpretar la Polka y el Chotis en ese lugar. A través de entrevistas personales con los señores Agustín Montelongo, Antonio Garvalena, Pedro Ávila y Alfredo Ontiveros, quienes fueron algunos de los lugareños que aportaron datos los cuales fueron de gran utilidad para sustentar esta investigación, ellos, primeramente me dieron información de los antecedentes geográficos del lugar en los que mencionaron que al término de la revolución en 1920 se asentaron varias familias a un lado del rio y se le llamo a esta comunidad “Las Culecas” posteriormente se les unió más gente y nació otro asentamiento que tomo el nombre del Olote, esas tierras fueron donadas por los hacendados “La Estancia la Trinidad, Santa Cruz, El Capulín y El Vergel” y en el año de 1930 se convirtió en “Villa José María Pino Suárez”.
Me dijeron también, que desde que eran niños aproximadamente entre 1920 y 1930 en todos los bailes y festividades, bodas, bautizos, cumpleaños y fiestas patronales del pueblo, se bailaban las polkas de brinquito y los chotices de corridito, este estilo era totalmente diferente a las demás formas de bailar del norte de la república, y que también esta manera de bailar, se hacía desde hace mucho tiempo atrás en las haciendas de una forma muy elegante, con vestidos de satín, calzado de charol, con paraguas, sombrero adornado con flores, y el hombre lo bailaba con traje estilo cordobés con chaquetilla, pantalón con atetilla galoneados ambos, botín sombrero cordobés y ceñidor a la cintura; a estas fiestas, no se les permitía a los peones participar. Sin embargo entre los años de 1930 y 1940 cuando los peones organizaban sus fiestas, bailaban los mismos bailes de los ricos hacendados a manera de imitación, pero exagerando sus movimientos y el ritmo de la música, en el chotis cambiaron las originales caravanas por una inclinación poco grotesca con un movimiento menos fino repetido constantemente entre los cuatro tiempos del paso básico del chotis; el valseado con ventana y brincado al piso, corriditos y el topetazo así como otras variantes que ellos crearon tratando de ridiculizar la forma de bailar de los hacendados.
En cuanto al acompañamiento musical los bailes siempre eran amenizados por músicos que tocaban el acordeón y la guitarra o con el sonido local en el que se utilizaban al principio vitrolas de cuerda y aguja cambiable, pero después se emplearon los amplificadores con bocinas más potentes con corriente de atería estos festejos duraban toda la noche, y al paso del tempo más o menos alrededor del año 1948 la gente fue cambiando la forma de ejecución siendo el chotis de aventadita y la polka de brinquito y que los músicos también tocaban estos ritmos de manera más rápida quizá con la intensión de que se divirtieran más los bailadores.
En cuanto a la vestimenta, ésta no cambio mucho puesto que en las rancherías; no se adentraban mucho las modas y las personas conservaban sus atuendos tradicionales de la gente del campo que consistía en la mujer traje tipo Adelita o revolucionaria con telas en las que predominaban los estampados con flores pequeñas, siempre utilizando su rebozo el cual se anudaban a la cintura a la hora de bailar, usaban huaraches o quienes tenían posibilidad usaban botines de ojillos o zapatos, su peinado eran unas trenzas con listones o a veces un chongo con peinetas; los hombres portaban pantalón elaborado con manta, mezclilla o gabardina tipo charro, camisa de manta amarrada al frente y una yompa o chaqueta corta de la misma tela que el pantalón, calzaban huaraches de tapadera, y quien tenía un poco más de recursos usaba botines, en la cintura empleaban un refajo o ceñidor, al cuello amarraban un pañuelo que utilizaban para limpiar el sudor y no debía faltar el tradicional sombrero, es importante resaltar que estos datos fueron extraídos en la primera investigación que realice en 1975.


Sin embargo en fechas recientes tuvimos la oportunidad de hacer una nueva visita al poblado Villa José María Pino Suárez para saber si aún se siguen bailando la polka y el chotis, además de corroborar la información anteriormente citada, y nos dio mucho gusto saber que se preserva este tipo de bailes en la gente mayor; de nueva cuenta logramos entrevistarnos con personas que también aportaron otros datos relacionados con los bailes de esa región (polka y chotis), como la señora Andrea Silva Arreola de 85 años de edad, cantante que llegó a la comunidad a los 16 años, quien recorriera todas las rancherías de la región amenizando los bailes y festejos con su voz, guitarra y talento.
También nos entrevistamos con el señor Indalecio Gómez Cruz de 87 años, quien fue agricultor; Don Indalecio empezó a bailar a la edad de 12 años, pues le gustaba mucho el baile y dice que efectivamente en el año de 1948 más o menos, se hacían las fiestas del pueblo cerrando una calle o dentro de un corral alumbrado con cachimbones (botes con petróleo tapado, con un pequeño orificio en el que se le introduce un trozo de tela similar a una mecha para ser encendida), comenta que se inició a bailar el chotis de aventada de repente, no sabe por qué, simplemente la gente empezó a bailarlo así, y que la polka la seguían bailando agarrados de los brazos nada más de brinquito, en cuanto a la forma de vestir de las personas de aquella época, su información coincide con los datos adquiridos en la primera investigación, doña Andrea Silva Arreola quien tuvo la posibilidad de recorrer las rancherías circundantes a Villa José María Pino Suárez, coincide con los datos proporcionados por don Indalecio, porque a uno le gustaba andar en los bailes de la región, y la otra amenizaba los bailes.
También tuvimos la oportunidad de entrevistar al profesor Rafael Vela Ontiveros, cronista de esa comunidad y autor del libro “Breve historia de la Población de Pino Suárez Durango”, quien aportó información relacionada con la evolución de los bailes y música tradicionales de esa región, en la información recabada con el profesor, hace referencia a que en cierta época era tradición en las festividades de esa comunidad la tanda de los viejos, que consistía en que puros señores mayores de 50 años en adelante podían participar y debían hacerlo con muchachas solteras, las cuales estaban obligadas a bailar, si no lo hacían, eran castigadas por los padres de las señoritas por haber hecho el desaire al bailador, en esta tanda las piezas predominantes para bailar eran la polka y el chotis.
El profesor Ontiveros, también menciona que en su investigación en la década de los años cuarenta aproximadamente, llego a esa región el profesor Aniceto Falcón, quien fundó una banda de músicos con integrantes de la región los cuales tocaban varios instrumentos como trompetas, saxofón, guitarras, violines, y batería, ésta banda ameniza a los bailes locales de la comunidad y pueblos aledaños; el profesor Rafael, menciona que para él la polka y el chotis siguen siendo de los ritmos favoritos de las personas adultas que habitan ese poblado, aunque ve con preocupación que a los jóvenes ya no les llama tanto la atención este tipo de bailes y prefieren adoptar nuevos ritmos en sus festejos.


 En cuanto a los bailes regionales el profesor Rafael menciona en su libro que al entrevistar a personas de la comunidad sobre este tema (los pobladores hacen mención sobre la llegada años atrás de un profesor de baile y solo le dijeron que se llamaba el profesor Lico, que éste estaba rescatando algunas formas de bailar muy originales de esos lugares, y que incluso ha presentado este estilo como representativo de Durango (Página 58). Para apoyar más esta investigación, logramos tener una charla con el Sr. Alfonso Garvalena de 65 años de edad, oriundo de ese lugar, campesino y por conocimiento de otras personas de ese poblado muy afecto al baile, y excelente bailador de la polka y el chotis, en esta entrevista el Sr. Alfonso hace remembranzas de como él desde adolescente le encantaba asistir a los bailes del pueblo y de la región, para bailar con las muchachas del lugar, comenta que desde pequeño le gustó mucho como la gente grande bailaba las polkas y los chotices, pero que a medida que él y sus amigos fueron creciendo, a estos ritmos se les fueron haciendo algunas modificaciones hasta lograr hacerlo de la manera que lo realizan actualmente, dijo que la polka fue evolucionando con más cambios donde se bailaba de brinquito pero también se le agregaron movimientos donde el hombre suelta a la mujer para formar diferentes figuras de aventadita, al ritmo de la música.
Al platicar con la Sra. Teresa Ontiveros Núñez de 65 años de edad oriunda de ese lugar coincide en los mismos aspectos con la información dada por su contemporáneo el Sr. Alfonso Garvalena; ella comento que para hacer los bailes, hacían reuniones entre amigos que eran afectos a bailar la polka y el chotis, y se iban al local de su tío el Sr. Alfredo Ontiveros y en las fiestas particulares ponían discos con este tipo de música para bailar hasta que se cansaban y que luego empezaron hacer como un estilo de competencias con la Polka para ver quien le ponía más adornos y movimientos o para ver quien lo hacía más bonito, y de ahí surgió el estilo así con el nombre de brinquito y aventadita, menciono que hacían puentes, ventanas, vueltas, y un sinfín de figuras que se veían muy bonitas o que a ellos les parecían, y así se quedó esa forma de bailar y que hasta la fecha los pocas personas de edad muy adulta que quedan lo siguen bailando así.
En otras charlas con las señoras Santiaga Montelongo de 71 años y Eliza Gómez de 59, originarias de ese lugar, constatan toda la informador anteriormente recabada con los entrevistados, sobre la forma y estilo di bailar la polka y el chotis, así como las tandas para los grandes, hacer añoranzas sobre los tiempos pasados donde todo era muy bonito, todo: bailaban esos bailes y había mucho respeto entre la gente. Se distinguen tres tipos de bailes en el Estado de Durango: Bailes de Hacienda Los practicaban los hacendados con sus mejores galas Bailes de corral Los trabajadores de las haciendas, solicitaban al patrón un lugar para realizar fiestas, y el que les asignaban, eran los corrales, ya que eran espaciosos, y solo requerían ser regados con un poco de agua, pero también tiene que ver con el estilo de bailar, nada refinado Bailes contemporáneos Tienen la característica de contar con los pasos y el estilo del Estado, pero son de más reciente creación y popularización entre la gente.

Se distinguen tres tipos de bailes en el Estado de Durango 
01.- Bailes de hacienda

Lo practicaban los hacendados con sus mejores galas


02.- Bailes de corral

Los trabajadores de las haciendas, solicitaban al patrón un lugar para realizar fiestas, y el que les asignaban, eran los corrales, ya que eran espaciosos, y solo requerían ser regados con un poco de agua, pero también tiene que ver con el estilo de bailar, nada refinado




 03.- Bailes contemporáneos
Tienen la característica de contar con los pasos y el estilo del Estado, pero son de más reciente creación
                                                      

1 comentario:

  1. FELICIDADES MAESTRO, NO HABÍA ENTADO A TU BLOG,
    SALUDOS DESDE ZACATECAS

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